Esta mañana
se ha colado un rayito de sol
por tu ventana,
que es la ventana de mi habitación.
Se ha asomado
y me ha pillado recordándote.
Esta mañana...
sí que hacía calor.
Pero me dejé la vergüenza olvidada
en el fondo del vaso en el último bar,
donde nos besamos por vez primera,
como si no existiera más nada.
Aquella mañana
recuerdo que estaba mejor,
como almohada,
tu pecho desnudo en la cara.
Pero te has marchado
y me has dejado totalmente tirada.
Esa mañana...
el calor me mataba.
Dame el tiempo que no te haga falta,
y prometo invertirlo en caricias en tu espalda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario