miércoles, 26 de noviembre de 2014


En el cielo de esta noche tan profunda,
las estrellas se encuentran en un abrazo
y mi jardín todavía es un sueño.
"Escucha el pulso de su tierra,
los ritmos del océano te empujan,
para mantener su corazón entre sus manos".
Cuando el viento dibuja fuerte
a través de las hojas de un Ciprés,
y los pájaros nocturnos dejan sus canciones;
Recuerda.
Anoche hablaste de un sueño
donde los bosques se extendían hacia el este
y cada pájaro cantaba su canción.
Y en un rincón había un árbol gigante
con flores silvestres que,
ningún ojo mortal podía ver.
Seguro que el gallo que cante en la mañana,
mantiene la quietud de mi jardín,
pero oí una vieja voz que decía:
"No te vayas muy lejos de su tierra.
las estaciones tienen su manera de ser,
pero ningún mortal lo puede entender ".

lunes, 16 de junio de 2014


Antes solía mirar por la ventana y mirar la noche ansiosa, viéndome a mí misma, aprendiendo de ella, pero ahora sé que lo único que nunca me enseñó es que era una gran ilusión que viene y va. Veía la ciudad cubierta de nieve y si moríamos o no tenía fin y la conclusión era que no, ¿cómo podía sonreír estando allí sola de pie? Y bueno, yo no lo sé.
Solo sé que te conocí en la estación de ferrocarril, ahora hace años y algo sucedió en la noche la última vez que bebí contigo en las luces de neón y ahora ya no te veo más.

El cielo del medio oeste es gris y frío,
el sol nunca brilla, pero eso está bien,
aunque no pude encontrar las cartas que me escribió.
¿Qué escribir? ¿dónde has estado todo este tiempo? Así que no sé, no.

Siéntate, tómate un poco de tiempo que van a rodar los dados. Tomando el pelo cualquier vida puede parecer normal también, pero encuentra otra forma, trata de romper el hielo. Todos quieren ser normales. Cada día y cada noche, las cáscaras de plátano en el suelo son lo único cierto, lo único verdadero.


Ojalá fuera yo aquel gorrión, en aquella isla del corazón que se ha de llevar el más allá de los muchos que han dejado ya sus sueños y su canción. Y él me dijo, ¿por qué no soy tan fuerte como la rueda que siguen los viajeros? ¿Por qué no soy tan fuerte como lo eres tú? Pero lo que él no sabe es que yo no soy realmente fuerte, que no soy como él se piensa. No sabe que solo se trata de una máscara que encierran mis miedos y mi vergüenza.

Ahora en el bosque alguien está susurrando a un árbol: "esto es todo lo que soy, así que por favor no me sigas". Y es tu hermano el que está en el árbol que me estoy meneando diciendo: "por favor, deja que la bondad se olvide de mí, déjame ser libre." 
Este domingo alguien está sentado debajo del árbol, extrañando, echando a alguien de menos: "¿Dónde está el infierno? ¿Entre estas montañas? Si es así, llévame contigo."

Y hay una nube detrás de otra nube, a la cual estoy gritando y puedo escuchar a escondidas alrededor de ellas, alrededor de los árboles. Alrededor de mí misma.

miércoles, 4 de junio de 2014


Oigo la voz del predicador de la trastienda gritando mi nombre y lo sigo sólo para encontrarte. Recalco toda mi fe en un televisor averiado y me encuentro en el tiempo, entrenando en el pasado. Causa por la que me congelé en el tiempo, entre coches fúnebres y ataúdes, perdiendo el control, causando pánico en las pruebas de fuego. -Quiero mejorar-, pienso mientras mis amigos están drogados y van persiguiendo chicas por las líneas del parking. Me estoy volviendo loca porque el amor que te di se perdió en una cara bonita, en un momento de miedo. Así que me pongo un casco sobre el casco, contando los segundos a través de la noche.

Me dejo llevar y ahora estoy de pie sobre un puente gritando a los coches; ¡quiero mejorar! No sabía que estaba sola hasta que vi tu cara, no sabía que estaba rota hasta que quería cambiar. Recorro la noche y subo a mi habitación. Hay chicos en el techo, recorto sus fotos y persigo ese sentimiento de una joven de dieciocho años. ¿Quién no sabe qué clase de pérdida fue? Ahora soy una extraña y echo de menos los días de una vida aún permanente. Recuerdo los años de luto antes de que me dejara llevar, así que vuelvo allí, mirando al horizonte, gritándome a mí misma; oye, ¡quiero mejorar! Causa por la que ahora estoy durmiendo en la parte trasera de un taxi, por la que subo a gritar desde la ventana de mi habitación.

Me despierto esta mañana antes que mi familia, despertándome al fin de este sueño. ¿Dónde estaba tratando de aprender cómo una vida puede dejar atrás la oscuridad? Él dijo que podía mejorar, así que puse una bala donde debo poner un casco y me quedé en mi coche. Causa por la que quiero dejarme llevar. Causa por la que me vuelvo a ver parada en aquel puente que me ha apoyado más que él o ellos.




lunes, 19 de mayo de 2014


Los molinos son reales
y algunos incluso
los hemos abatido
para asegurarnos.

Porque puede que
Don Quijote estuviera loco,
pero no es más loco
que aquel que no lee,
que no sueña.

La triste urbanista.


Vivo en la ciudad más triste que jamás una mente triste podría llegar a imaginar, vivo y no consigo escapar de esta soledad. Vivo en la ciudad más triste de este país, es tan triste esta ciudad que, por aquí, cuando alguien se ríe lo hace siempre mal.

Puedes ver mujeres lobo cuando hay luna llena, pero cuando amanece se mueren de pena. Y es que así de triste es esta ciudad.

Cada día veo a gente triste en el autobús, veo a gente triste y cambio de acera, poniéndome triste yo también. No quería hacerlo pero tú insististe y vi tu cara triste cuando te corriste. 
Y es que esta tristeza es integral y eso está mal.

En mi edificio siempre hace frío y creo que mis vecinos son vampiros. Pero ellos creen que lo soy yo.
Así que llamé a mis dos únicos amigos, hoy hay otros mil que alguno habrá traído. Tenemos una única misión, la de matar vampiros.
La tristeza se extendió entre los balcones y yo me creía muerta, pero hoy sé que estoy viva y que concibo otro lugar peor.
Uno trajo estacas hechas de nogal, otro una radial. Saldremos esta noche a destripar y exigir que nos devuelvan la ciudad. Reparar esta tristeza desde hoy.

Vivo en la ciudad más triste que jamás un triste urbanista pudo proyectar. Hay que prender fuego a esta ciudad. Desgraciadamente, no es más que una ciudad irreal.

lunes, 3 de febrero de 2014


Cuando no tienes nada que decir, cuando ya no puedes decir nada más.
Guarda silencio.
No digas cosas que no salen de tu alma, no escribas cosas que no salen disparadas de tus dedos, como palabras huecas que no signifiquen nada. Que no vienen de ti. No intentes copiar la forma de hablar de otra persona. No quieras escribir como lo hace otra persona porque te llevará al error. Te llevará a quien no eres, te llevará al caos. Te llevará a las noches caóticas donde empezaron a liarse tus pensamientos y empezaste a escribir en forma de desagüe, desenredando las marañas de tu cabecita. Tampoco esperes que vuelva en mí la cordura y me arrope con sus hilos de seda fina (de la misma seda de la que están hechos los lazos del destino), porque, una vez pierdes la cordura, difícilmente podrás recuperarla.
Dicen que dejando de leer historias de hidalgos de la mancha, dejando de soñar con dulcineas de barras de bar, dejando de escribir toda aventura que soñamos. Entonces y solo entonces, recuperaremos algo de nuestra cordura. Pero yo ya vendí mi alma al diablo cuando decidí soñar y vivir en un mundo donde todo es posible, a vivir en este mundo donde es más importante la imagen impecable que podemos dar. Donde parece que las conversaciones que podemos ofrecer y a las historias que podemos regalar son irrelevantes.

Puede que para otra persona no, pero para mí una persona que pueda contarme una historia y hacerme soñar con ella es más valiosa que cualquier otra con una imagen reluciente, de esas de las de marketing.

domingo, 26 de enero de 2014


¡No me gustan los cascabeles, odio los cascabeles! 
Grita desde un baño en el que intenta recuperar la poca cordura que le queda.