sábado, 11 de junio de 2016

Fiel amiga


Tristeza, Tristeza y todavía
y siempre Tristeza.
Tristeza junto a Melancolía,
Tristeza sin Felicidad.

Tristeza en las arterias,
en el cansancio,
en la esperanza,
en la médula.

Tristeza por vocación,
por vicio,
sin desmayo,
ni tregua.

Por muy lejos que mire,
la Tristeza ya es conmigo
y yo estoy con Tristeza,
mi fiel amiga.

Descendiendo sus huecas escaleras,
ante sus chimeneas,
sus muros desolados,
y sus rítmicas goteras.

Tristeza, Tristeza,
entregada a esa Tristeza,
interminable, absurda,
voraz, desesperada.

Yo solo sé dónde ha estado Tristeza,
que ráfagas de Tristeza arrasaron mis nervios,
con qué ardor
y con qué fiebre llegó.

El hartazgo de seguir sintiendo Tristeza,
de no apartar un gesto de esa Tristeza insaciable,
de vivirla en mis venas,
de permanecer en mis entrañas.

Y respirar en ella la realidad,
el sueño, el olvido,
 y el recuerdo,
sin importarme nada.

De no saber por qué Tristeza estaba conmigo,
de haberlo ignorado siempre,
cada vez más resuelta a prolongar la Tristeza,
y seguir esperando a la aridez inerte...

A la desesperanza
de no sentir ya nada,
de no poder, siquiera,
continuar sintiendo Tristeza.

Imagen de girl, art, and whale

(He aquí un dibujo de mi amiga Tristeza,
inundándolo todo en un mar de lágrimas) 

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