lunes, 16 de junio de 2014


Antes solía mirar por la ventana y mirar la noche ansiosa, viéndome a mí misma, aprendiendo de ella, pero ahora sé que lo único que nunca me enseñó es que era una gran ilusión que viene y va. Veía la ciudad cubierta de nieve y si moríamos o no tenía fin y la conclusión era que no, ¿cómo podía sonreír estando allí sola de pie? Y bueno, yo no lo sé.
Solo sé que te conocí en la estación de ferrocarril, ahora hace años y algo sucedió en la noche la última vez que bebí contigo en las luces de neón y ahora ya no te veo más.

El cielo del medio oeste es gris y frío,
el sol nunca brilla, pero eso está bien,
aunque no pude encontrar las cartas que me escribió.
¿Qué escribir? ¿dónde has estado todo este tiempo? Así que no sé, no.

Siéntate, tómate un poco de tiempo que van a rodar los dados. Tomando el pelo cualquier vida puede parecer normal también, pero encuentra otra forma, trata de romper el hielo. Todos quieren ser normales. Cada día y cada noche, las cáscaras de plátano en el suelo son lo único cierto, lo único verdadero.


Ojalá fuera yo aquel gorrión, en aquella isla del corazón que se ha de llevar el más allá de los muchos que han dejado ya sus sueños y su canción. Y él me dijo, ¿por qué no soy tan fuerte como la rueda que siguen los viajeros? ¿Por qué no soy tan fuerte como lo eres tú? Pero lo que él no sabe es que yo no soy realmente fuerte, que no soy como él se piensa. No sabe que solo se trata de una máscara que encierran mis miedos y mi vergüenza.

Ahora en el bosque alguien está susurrando a un árbol: "esto es todo lo que soy, así que por favor no me sigas". Y es tu hermano el que está en el árbol que me estoy meneando diciendo: "por favor, deja que la bondad se olvide de mí, déjame ser libre." 
Este domingo alguien está sentado debajo del árbol, extrañando, echando a alguien de menos: "¿Dónde está el infierno? ¿Entre estas montañas? Si es así, llévame contigo."

Y hay una nube detrás de otra nube, a la cual estoy gritando y puedo escuchar a escondidas alrededor de ellas, alrededor de los árboles. Alrededor de mí misma.

miércoles, 4 de junio de 2014


Oigo la voz del predicador de la trastienda gritando mi nombre y lo sigo sólo para encontrarte. Recalco toda mi fe en un televisor averiado y me encuentro en el tiempo, entrenando en el pasado. Causa por la que me congelé en el tiempo, entre coches fúnebres y ataúdes, perdiendo el control, causando pánico en las pruebas de fuego. -Quiero mejorar-, pienso mientras mis amigos están drogados y van persiguiendo chicas por las líneas del parking. Me estoy volviendo loca porque el amor que te di se perdió en una cara bonita, en un momento de miedo. Así que me pongo un casco sobre el casco, contando los segundos a través de la noche.

Me dejo llevar y ahora estoy de pie sobre un puente gritando a los coches; ¡quiero mejorar! No sabía que estaba sola hasta que vi tu cara, no sabía que estaba rota hasta que quería cambiar. Recorro la noche y subo a mi habitación. Hay chicos en el techo, recorto sus fotos y persigo ese sentimiento de una joven de dieciocho años. ¿Quién no sabe qué clase de pérdida fue? Ahora soy una extraña y echo de menos los días de una vida aún permanente. Recuerdo los años de luto antes de que me dejara llevar, así que vuelvo allí, mirando al horizonte, gritándome a mí misma; oye, ¡quiero mejorar! Causa por la que ahora estoy durmiendo en la parte trasera de un taxi, por la que subo a gritar desde la ventana de mi habitación.

Me despierto esta mañana antes que mi familia, despertándome al fin de este sueño. ¿Dónde estaba tratando de aprender cómo una vida puede dejar atrás la oscuridad? Él dijo que podía mejorar, así que puse una bala donde debo poner un casco y me quedé en mi coche. Causa por la que quiero dejarme llevar. Causa por la que me vuelvo a ver parada en aquel puente que me ha apoyado más que él o ellos.