martes, 3 de marzo de 2015

Garabatos



Alguien la llama al teléfono y sale corriendo al salón, puede ser esa persona. Sí, sin duda lo será, de eso está casi segura, dijo que la llamaría esta noche.

—¡Hola! —Dice, totalmente exhausta de correr de una punta de la casa a la otra.
—Hola, Will. ¿Cómo estás? —Se oye decir a través del teléfono, en un tono neutro.
—Ah, eres tú. Bueno, bien, —le dice en un tono apagado, mientras saca su bloc de notas y empieza a garabatear en él, sabe perfectamente que esta conversación irá para largo—, ¿tú cómo estás?
—Muy bien. Lo siento, ¿esperabas a otra persona? —Le dice, como irónico.
—No —miente—, solo me sorprendió que fueras tú quien me llamara a estas horas. —Sigue diciendo, mientras escribe el nombre de la persona que realmente quería que la llamara y subraya inconscientemente su nombre.

Ella no lo sabe, o no se da cuenta de que todo garabato tiene un significado escondido y que ese en especial quiere enfatizar algo importante (o en este caso, a alguien importante).

—No parecía exactamente un tono de sorpresa. —Le dice, en un tono lo bastante prepotente como para irritarla.
—¿Qué quieres, Max? —Le dice ya cabreada, mientras escribe el nombre que acaba de pronunciar y lo rodea con varias flechas, lo que transparenta su enfado y sus deseos de venganza. Cierra su bloc de notas de golpe y se lleva las manos a la cabeza.
—Solo quería saber qué tal te iba todo, ¿ya estás con alguien? —Le dice, esta vez en un tono más bien condescendiente.
—¿De verdad me estás llamando solo para saber si ya te he olvidado? —Le dice, bastante aburrida, ya que no es la primera vez que se lo pregunta.

Will vuelve a sacar el bloc y en la misma página ya escrita, hace un garabato más bien confuso, que, inconscientemente, implica un excesivo aburrimiento pero también una forma de liberar pasiones reprimidas. De odio, ¿quizás?

—¿Pero lo has hecho?
—Max, por favor, no me hagas decirte lo mismo de siempre. Ya no estamos juntos. —Le dice, mientras escribe una escalera enfocada hacia arriba, lo que predice tensión y desequilibrio. Las palabras de aquellas personas que un día te importaron, pueden ser como puñaladas por la espalda, no las esperarías jamás viniendo de ellos.
—Will, ¿cuándo dejamos de ser felices juntos?

A través del teléfono de ella solo se escucha un leve suspiro y después  un completo silencio, mientras dibuja una casa, como la que dibujan los niños, con un camino que lleva a ninguna parte. La casa aislada representa la necesidad de tranquilidad y el camino, a su vez, una necesidad de salida, una vía de escape o de comunicación. Vuelve a suspirar, como si hubiese aguantado la respiración todo ese tiempo.

—No lo sé, Max. ¿Por qué no me lo explicas tú? —Le dice, mientras Max suspira.
—Lo siento, Will. Por no olvidar el pasado y solo vivir el presente, por ser un inconsciente y un completo egoísta. Aunque ya sé que habrás encontrado a alguien por el que suspirar de nuevo, así que solo espero que él no sea tan idiota como lo fui yo. —Le dice, a la vez que suena el pitido final de la llamada.

Ella se vuelve a echar las manos a la cabeza y comienza a sollozar, ¿por qué tiene que invertir su estado de ánimo cada vez que recibe una llamada suya? ¿Por qué razón no pasar páginas y escribir otras nuevas, como hace ella con su bloc?

El teléfono vuelve a sonar y ella tarda en contestar, espera hasta el último pitido para cogerlo y llevárselo a la oreja. Lo más seguro es que sea para no volver a herir su orgullo.

—¿Y ahora qué quieres? —Dice alzando la voz y entre lágrimas.
—¿Willow? —Pregunta, en un tono preocupado.
—¿Nick? Ya pensé que no me llamarías. —Le dice, mientras sonríe y ondula el cable del teléfono. Junto al nombre ya escrito en el bloc, escribe un corazón, que creo que no hace falta explicar qué significa.


A continuación, lo cierra suavemente, sabe perfectamente que esta llamada también irá para largo, pero que no garabateará más en él.

Al fin y al cabo, los garabatos se definen por ser elaborados mientras los estudiantes están soñando despiertos en la escuela o cuando pierden interés en la clase, como habrás hecho más de una vez tú.

Además, también suelen surgir con esas largas llamadas telefónicas, que resultan aburridas o irritantes, como la llamada de alguien ofreciéndote un producto que no quieres o la llamada de alguien que no quieres que lo haga.

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