miércoles, 17 de febrero de 2016


Vivir a lo grande de los bienes gananciales. Y para qué, joder, para qué. ¿Quién diablos dijo que el dinero daba la felicidad y que prefería llorar en un Ferrari? Llora todo lo que quieras, toma champán, cómprate un yate y folla con putas, pero dime a la cara que eres feliz, que lo tienes todo, que no necesitas nada. Dímelo.

No puedes. Tu corazón está roto. Muertos tus sentimientos. Déjame llevarme ese pedacito de ti, ese fantasma que recorre tu cuerpo, que te escupe por dentro. Le pondré mucho suavizante, lo plancharé al vapor y lo usaré de sábana bajera las noches que tengamos una cita prometedora. 

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